El titánico esfuerzo de documentación, necesario para brindarles a ustedes este magnífico Culo Week que estamos viviendo, ha tenido un efecto no por inesperado menos entusiasmante. En mi incansable búsqueda de traseros, creo haber dado, sin pretenderlo, con un hallazgo que promete rendir un gran servicio al comic como medio artístico, poniendolo quizás en igualdad de condiciones con otras artes más valoradas por el vulgo, o público en general. Permítanme que me explique.
En el pasado, la principal fuente de experimentación visual y narrativa provenía del mayor espectáculo del mundo: el cine. Directores visionarios y audaces desarrollaron el lenguaje visual cinematográfico, estableciendo los códigos narrativos básicos que hoy día se extienden por todos los medios de comunicación.
Esto ya no es así, y me propongo demostrarlo.
Mis investigaciones demuestran que hoy día la punta de lanza de la experimentación y la innovación más rabiosa en el lenguaje narrativo se halla en el comic. Atrás quedaron los tiempos en que el comic era el hermano pequeño, debilucho y enfermizo, que trataba de copiar a su hermano mayor. Hoy, las tornas han cambiado, y deberá ser el cine el que se apoye en el comic para redefinir su esencia.
Y esa rabiosa innovación a la que me refería, está protagonizada por el culo.
Sabrán ustedes que en las escuelas de cine, una de las primeras cosas que se aprenden son los diferentes tipos de plano. La panorámica, el primer plano, el plano americano, el picado, el contrapicado... son técnicas bien establecidas y, aquí la parte importante, las mismas desde hace décadas.
Pero el comic... ah, amigos, el cómic... el cómic ha dado un paso más allá y ha desarrollado planos que no encontraréis en las pantallas de vuestro multicine favorito. Al primer tipo de plano, que me honro en haber sacado a la luz en tanto que tendencia estilística, me agrada pensar en él, modestamente y si me permiten el egotístico exceso, como "plano marciano". Y es el siguiente:
Obsérvense las diferencias respecto a los planos que habitualmente observamos en la gran o pequeña pantalla. El Plano Marciano es aparentemente panorámico; la acción se desarrolla al fondo de la escena. Pero la verdadera acción no ocurre al fondo, sino más cerca. Y el protagonista es, siempre, el culo.
Rotundo, potente, dominando la escena. El culo. Siempre el culo.
Quizás crean ustedes que se trata de un par de simples casos aislados, incapaces de marcar una tendencia definida. Eso pensaba yo al principio, sí. Pero permítanme asegurarles que la evidencia es abrumadora; el Plano Marciano, una vez descubierto, aparece por doquier. ¿Quieren pruebas? ¿QUIEREN PRUEBAS? ¡USTEDES NO PUEDEN SOPORTAR LAS...! Uh, perdón. Las pruebas, sí.
En el pasado, la principal fuente de experimentación visual y narrativa provenía del mayor espectáculo del mundo: el cine. Directores visionarios y audaces desarrollaron el lenguaje visual cinematográfico, estableciendo los códigos narrativos básicos que hoy día se extienden por todos los medios de comunicación.
Esto ya no es así, y me propongo demostrarlo.
Mis investigaciones demuestran que hoy día la punta de lanza de la experimentación y la innovación más rabiosa en el lenguaje narrativo se halla en el comic. Atrás quedaron los tiempos en que el comic era el hermano pequeño, debilucho y enfermizo, que trataba de copiar a su hermano mayor. Hoy, las tornas han cambiado, y deberá ser el cine el que se apoye en el comic para redefinir su esencia.
Y esa rabiosa innovación a la que me refería, está protagonizada por el culo.
Sabrán ustedes que en las escuelas de cine, una de las primeras cosas que se aprenden son los diferentes tipos de plano. La panorámica, el primer plano, el plano americano, el picado, el contrapicado... son técnicas bien establecidas y, aquí la parte importante, las mismas desde hace décadas.
Pero el comic... ah, amigos, el cómic... el cómic ha dado un paso más allá y ha desarrollado planos que no encontraréis en las pantallas de vuestro multicine favorito. Al primer tipo de plano, que me honro en haber sacado a la luz en tanto que tendencia estilística, me agrada pensar en él, modestamente y si me permiten el egotístico exceso, como "plano marciano". Y es el siguiente:
Obsérvense las diferencias respecto a los planos que habitualmente observamos en la gran o pequeña pantalla. El Plano Marciano es aparentemente panorámico; la acción se desarrolla al fondo de la escena. Pero la verdadera acción no ocurre al fondo, sino más cerca. Y el protagonista es, siempre, el culo.
Rotundo, potente, dominando la escena. El culo. Siempre el culo.
Quizás crean ustedes que se trata de un par de simples casos aislados, incapaces de marcar una tendencia definida. Eso pensaba yo al principio, sí. Pero permítanme asegurarles que la evidencia es abrumadora; el Plano Marciano, una vez descubierto, aparece por doquier. ¿Quieren pruebas? ¿QUIEREN PRUEBAS? ¡USTEDES NO PUEDEN SOPORTAR LAS...! Uh, perdón. Las pruebas, sí.
Amigos míos, regocijémonos porque por fin el comic, de la mano del culo, ha alcanzado su mayoría de edad. ¡Aleluya!
Menuda semana antes de EL DÍA, nos vas a dejar a todos mal... Hoy, concretamente, te has cubierto de gloria dejando claro que éste plano clásico ha sido usado muchas, nunca demasiadas, veces para darnos con la... verdad en la cara.
ResponderEliminarÄVIV OLUC!
[Por si, yo publico los comentarios en los dos sitios...]
joer menuda manera de alegrarse la vista, tengo el teclado empapao de babas
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