Beowulf, amigos.
David Rubín y Santiago García acaban de publicar su esperadísimo Beowulf, y todo miembro, fan, allegado, simpatizante o simple espectador del mundillo tebeístico patrio tiene ahora mismo los ojos haciendo chiribitas.
Porque, claro, Rubín y García, García y Rubín, que tanto monta, son valores sólidos y confiables profesionales que han demostrado ya, en varios modos y maneras su pericia comiquera, pero es que además... Beowulf. ¡Beowulf, tíos! ¡Beowulf!
¡El epítome de la masculinidad!
¡Beowulf!
¡El macho alfa por antonomasia!
¡Beowulf!
¡El arquetipo de la virilidad, la hombría y el qué coño vas a pagar tú, guardate tu dinero de mierda que aquí no vale!
¡Beowulf!
¡Un... mar de rebosante testosterona, siempre a un pelo de desbordarse!
¡Beowulf!
¡Un héroe enganchado a la adrenalina, al peligro y a la aventura!
¡Beowulf!
¡Una bolsa de hormonas con patas!
¡Beow..! ¿Qué? No, qué va, qué va, todavía no lo he leído. Pero vamos, que estamos en España, no sé desde cuando hace falta estar informado de algo patra opinar. Pero, sobre todo, que en viendo una sola imagen...
¡CHOCHOAAAARRRRHHHH!!!!
...ya ves enseguida de qué va la cosa...