Nuestro amistoso vecino Spider-Man ha recibido el encargo de vigilar cierta mansión en la que acaecen extraños sucesos relacionados con la supuesta presencia de... ¡un vampiro! Así que ahí lo tenemos, colgado de una pared, vigilando, oteando y escudriñando... cuando... enderepente...
Spidey escuadriña... y sigue escudriñando...
...cuando todos sus instintos detectivescos se ponen en pie, le agarran de las pelotas y comienzan a estirar de ellas en todas direcciones: ¡algo va mal!
¿Serías capz de descubrir qué es, avispado lector?
¿No?
¿Seguro que no? Fíjate bien, porque... ¡tienes todas las pistas!
¿Nada?
Está bien; los instintos detectivescos de Spidey le han dejado las pelotas hechas un cromo porque...
¡Ja! ¡No se te escapa nada, Parker!