El día que su buen amigo Jimmy Olsen le expuso accidentalmente a un fragmento de kryptonita roja, Supes se temió lo peor: ser convertido en unicornio, crecer hasta los treinta metros, que le saliese un gemelo malvado...
Pero, por suerte, la cosa no le fue tan mal. Adquirió el desarrollo mental de un ser evolucionado durante miles de años. Esa fue la parte buena, claro; la mala es que tanto desarrollo, tanto desarrollo, requiere un hardware a juego; en concreto, una cabeza sólo apta para gorras de la XXXXXL...
"En fin", se dijo el Supes, "al menos, creo que puedo contar con la discreción de mi buen y fiel Jimmy en este asunto...", sí, claro...
"Vaya faena", pensó el Supes, "¿Y cómo me presento yo mañana a trabajar?" La respuesta...
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Con mucho disimulo, claro...
Pero, por suerte, la cosa no le fue tan mal. Adquirió el desarrollo mental de un ser evolucionado durante miles de años. Esa fue la parte buena, claro; la mala es que tanto desarrollo, tanto desarrollo, requiere un hardware a juego; en concreto, una cabeza sólo apta para gorras de la XXXXXL...
"En fin", se dijo el Supes, "al menos, creo que puedo contar con la discreción de mi buen y fiel Jimmy en este asunto...", sí, claro...
"Vaya faena", pensó el Supes, "¿Y cómo me presento yo mañana a trabajar?" La respuesta...
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Con mucho disimulo, claro...