Los fans de DC hemos venido a este mundo a sufrir. Y sufrimos. Vaya si sufrimos. Y como sufrimos tanto, pero tanto, tanto, tendemos a ser condescendientes. Perdonamos. Nos tragamos giros argumentales que harían vomitar a una cabra. Perdonamos cosas que sacarían a la calle legiones de seguidores de otras editoriales horcas y antorchas en mano dispuestos a hacer justicia.
Pero nosotros, los DCeros, somos diferentes.
Perdonamos que convirtiéseis al lechuguino de Hal jordan en Parallax, y al revés.
Perdonamos que Superman se dejase mullet.
Perdonamos que Batman fuese sustituído durante un tiempo por un Transformer.
Incluso perdonamos que los miembros de la JLI hayan sido sometidos a un proceso de limpieza étnica.
Pero, ¿sabéis qué?
Todo tiene un límite.
Pero nosotros, los DCeros, somos diferentes.
Perdonamos que convirtiéseis al lechuguino de Hal jordan en Parallax, y al revés.
Perdonamos que Superman se dejase mullet.
Perdonamos que Batman fuese sustituído durante un tiempo por un Transformer.
Incluso perdonamos que los miembros de la JLI hayan sido sometidos a un proceso de limpieza étnica.
Pero, ¿sabéis qué?
Todo tiene un límite.
Y acabáis de cruzarlo.
Cabrones.
¡Click-clack!
[Anatael Pérez, gracias por el soplo]
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