Como friki, nada me agradaría más que la la marcianita, niña de mis ojos, carne de mi carne y sangre de mi sangre, compartiese en un futuro mi gusto por el comic y disfrute con él siquiera una parte de lo que yo he disfrutado. Pero como padre, me inquieta un aspecto en particular de los comics, que mal llevado podría causar irreparables efectos en la forma de ver el mundo de mi frágil retoño.
Estoy hablando, por supuesto, de la grosera manipulación que del cuerpo femenino se hace, actualmente, en el mainstream americano. Si tenemos que creer lo que nuestros ojos ven, entonces debemos deducir, por ejemplo, que ninguna mujer está completa sin sus correspondientes implantes mamarios de cavorita, que agrandan, embellecen y enderezan el pecho.
O que las nalgas femeninas deben ser de tal modo y manera que sea posible mantener en equilibrio sobre ellas no sólo la tópica jarra de cerveza, sino el cubierto completo, con decorativo jarroncito de flores a juego.
Como digo, esa visión torticera de un supuesto ideal estético femenino me perturba, y me preocupa el efecto que pudiese causar no ya en mi propia descendencia, sino en todos los niños y niñas del mundo. Es por ello que reuní al círculo interior del OJETE (Observatorio Juvenil de la Edición de Tebeos en España), a fin de introducir en él tan candente tema. O, mejor dicho, en su agenda. No fue empresa fácil dicha introducción, dadas las múltiples aristas del asunto.
Pero por fin, tras porfiar un poquito, el desafío fue asumido por el OJETE con, como de costumbre, los tres signos de identidad que se enorgullece en respetear escrupulosamente: un entusiasmo desbordante, un rigor científico sin parangón y una sangrante falta de financiación con fondos públicos (¿Hasta cuando, Generalitat?). Pero, al fin, emergió una propuesta constructiva para, si no erradicar tan grosero tratamiento de la anatomía femenina, sí al menos concienciar y prevenir al público acerca de este grave problema.
Así nació el FAP: un índicador de naturaleza cuantitativa de Figuras Anatómicamente Potenciadas. Les mostraré cómo funciona: la siguiente página, obviamente, adolece de los defectos en la reproducción de los cuerpos femeninos ya mencionados, pero, ¿hasta qué punto?
Estoy hablando, por supuesto, de la grosera manipulación que del cuerpo femenino se hace, actualmente, en el mainstream americano. Si tenemos que creer lo que nuestros ojos ven, entonces debemos deducir, por ejemplo, que ninguna mujer está completa sin sus correspondientes implantes mamarios de cavorita, que agrandan, embellecen y enderezan el pecho.
O que las nalgas femeninas deben ser de tal modo y manera que sea posible mantener en equilibrio sobre ellas no sólo la tópica jarra de cerveza, sino el cubierto completo, con decorativo jarroncito de flores a juego.
Como digo, esa visión torticera de un supuesto ideal estético femenino me perturba, y me preocupa el efecto que pudiese causar no ya en mi propia descendencia, sino en todos los niños y niñas del mundo. Es por ello que reuní al círculo interior del OJETE (Observatorio Juvenil de la Edición de Tebeos en España), a fin de introducir en él tan candente tema. O, mejor dicho, en su agenda. No fue empresa fácil dicha introducción, dadas las múltiples aristas del asunto.
Pero por fin, tras porfiar un poquito, el desafío fue asumido por el OJETE con, como de costumbre, los tres signos de identidad que se enorgullece en respetear escrupulosamente: un entusiasmo desbordante, un rigor científico sin parangón y una sangrante falta de financiación con fondos públicos (¿Hasta cuando, Generalitat?). Pero, al fin, emergió una propuesta constructiva para, si no erradicar tan grosero tratamiento de la anatomía femenina, sí al menos concienciar y prevenir al público acerca de este grave problema.
Así nació el FAP: un índicador de naturaleza cuantitativa de Figuras Anatómicamente Potenciadas. Les mostraré cómo funciona: la siguiente página, obviamente, adolece de los defectos en la reproducción de los cuerpos femeninos ya mencionados, pero, ¿hasta qué punto?
¿Mucho? ¿Poco? Va a ser que mucho, claro, pero, ¿cómo de mucho? ¿Muy mucho o bastante mucho? Aquí es donde entra el FAP. Cada vez que una región anatómica femenina se considere potenciada, y por tanto inadecuadamente representada, contaremos un FAP. Acompáñenme.
Han sido exactamente ocho FAPs. ¿Ven? Ya tenemos perfectamente cuantificadas la figuras anatómicamente potenciadas de esta página. Ahora, solamente se trataría de aplicar el mismo análisis al resto de páginas del comic, y obtendríamos una medida objetiva de su grado de perfidia a la hora de plasmar el bello cuerpo femenino.
¿Cómo utilizar esta medida -científica, no lo olvidemos- para poner sobre aviso a los padres y salvar así las almas de nuestros niños?, nos preguntamos a continuación. Y la respuesta, amigos, padres preocupados, ciudadanos todos, no es otra que el P.A.J.O.T.E.... objeto de un próximo post.
Permanezcan a la escucha. Es por los niños.
Eres un puñetero genio
ResponderEliminarXD
Eres un puñetero genio
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