Amanece, que no es poco.
En la habitación de un hotel, sin demasiado dramatismo
despierta Tony Stark fuera de foco
con su característico y probado dinamismo.
(¡E-Eh! ¡Nada de besos antes de cepillarnos los dientes, cariño!)Nuestro héroe, con cierta opresión en el pecho,
no llega a preocuparse mucho;
pues no es infarto ni... ¡berberecho!
sino... los escarceos románticos de un chucho.
(¡Uf! ¡Vaya despertar me estás dando, querido!)Tony Stark siempre tuvo duende;
lleva una vida de champán y langostino
pero aún así, a Rodney le sorprende
este espectáculo de amor canino.
(¡Uau! ¡Jamás pensé que te vería despertándote con un perro!)Aunque sea con media sonrisa,
al fin triunfa la discreción
el ayudante desaparece con prisa
para que pueda continuar la acción
(Supongo que, ejem, esperaré en la sala de estar)No os escandalicéis, no enarquéis las cejas;
que a esta historia podemos quitarle hierro.
Es sólo que Stark ha satisfecho a incontables parejas...
(¡Guau!)...por no mencionar al perro.