Atención, anécdota.
Siendo yo un poderoso ala-pívot en el ocaso de su por demás no demasiado brillante carrera baloncestística, ocurrió en cierta ocasión que vistiéndonos de corto para el partido de aquella tarde, nuestro pívot titular extrajo de su bolsa de deporte una especie de burrullo de colorines de forma aproximadamente esférica. Tras desplegar el burrullo, los allí reunidos reconocimos, no sin cierta sorpresa (mezclada con, por qué no decirlo, algo de repugnancia), nuestra sacrosanta zamarra hecha una pura arruga.
Dábase la casualidad de que el antyedicho pívot titular, cuyo nombre omitiremos por aquello de preoteger al inocente, había contraído nupcias recientemente. Así que -con esa ligerísima dosis de suficiencia mezclada con mala h*stia que caracteriza las conversaciones de cualquier grupo de solteros compartiendo una muy masculina actividad atlética- alguien (¿yo? vaya usted a saber) preguntó: "JotaBé (ups, allá va el anonimato), ¿por qué no le dices a Sofía que te planche un poco la camiseta?"
El aludido se quedó muy quieto... nos miró muy, muy serio... dejó pasar un par de segundos así... y contestó, rotundo: "Díselo tú si tienes huev*s".
Me he acordado de JotaBe al ver a Iris Allen, señora de Allen, toda hacendosa ella, marcándole los dobladillos al traje de Flash...
...para que, inmediatamente a continuación, San Barry lo coja, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble, lo doble y lo meta en el anillito.
Violencia de género clarísima.