300

El lector avispado -en este blog, mayoría absoluta- habrá notado en los últimos tiempos una conspicua ausencia.

Efectivamente, en los últimos... doce días, desde éste post, no ha habido apariciones de nuestro más estimado protagonista: Batman. La razón es muy sencilla. Y no, no es que le haya perdido el gusto a las chanzas sobre nuestro Cruzado Capado favorito (y espero que ustedes tampoco). No, la razón es que si miran ustedes allá abajo, donde se agolpan las etiquetas, descubrirán que el actual post etiquetado como Batman hace el número 300. Un milestone, ahí es nada.

Tampoco es que sea el 300º post de Batman, porque antes siquiera de que existiesen etiquetas en blogger, aquí ya elucubrábamos sobre los divino, lo humano y lo batmaniano. Pero, aún así... ¡qué redondo es el 300!

Así que cuando descubrí la efeméride en el horizonte, el asunto me puso en la incómoda coyuntura de tener que elegir un post a la altura del evento. Barajé varias opciones, algunas de las cuales confío en que puedan disfrutar en algun momento del futuro en este mismo blog. Un Past Times, un ¿Qué Imagen De Batman Arruinó Definitivamente Tu Vida?... varias ideas, en fin. Pero ninguna me acababa de convencer. Y la mayoría exigían un tiempo del que ahora mismo, sigh, no dispongo.

Así que me dije: donde esté la sencillez, que se quite lo demás. Donde esté la autenticidad, que se quite lo demás. Menos la sencillez, claro. Sencillez y autenticidad. Pon a Batman haciendo, simplemente, lo que mejor sabe hacer.

"Mi amigo Ralphie
está a punto de echar el rato de su vida...
pero es más divertido con dos,
¿verdad, Ralphie?" "Uh... claro..."
"Así que, ¿quien se apunta?"
"¡Yo!" "¡No, yo!"
"¡Todos tendreis vuestra oportunidad!"

Dicho y hecho. Felicidades, oscuro caballero.