Estas vacaciones (sniff!) he tenido el placer de leer el par de números publicados de la nueva y flamante serie de Chica Ardilla.
Y oye: mola.
La serie también, claro, pero yo me refiero al personaje; a la Chica Ardilla mismamente. Porque es un personaje que cae simpático, está claro. Probablemente sea su carácter de personaje secuandarísimo-casi-risible en su concepción. O quizás su caracter -en la serie- pizpireto y un tanto naïf. O quizás el agradable recuerdo asociado para siempre a la Chica Ardilla, ya sabéis, aquella vez que venció al Doctor Muerte armada únicamente con una ardillez a prueba de bombas.
No lo sé, quizás para cada lector sea diferente. Quizás sea la agregación de detalles. En mi caso, por cierto, lo que me conquistó definitivamente fue caer en la cuenta de que la Chica Ardilla es la dueña del -probablemente- mayor rabo del Universo Marvel.
Y de que además de poseer tan notable atributo...
..sabe también utilizarlo.
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