La verdad es que con tanto reseteo, tanta retrocontinuidad y tanto el-universo-que-conoces-no-ese-no-el-nuevo-bueno-es-igual-tú-síguenos-el-rollo-jamás-volverá-a-ser-el-mismo-, se hace difícil seguir no ya la continuidad, sino siquiera las andanzas de un solo personaje. Y si se da el caso -nada extraño- de que la misma identidad super heroica sea asumida por más de un personaje, pues ya ni te cuento.
Por suerte, el problema ha sido detectado, al menos en Marvel, y se le está poniendo remedio. Por ejemplo, tomemos al Hombre Hormiga. Hasta hace nada, el propietario del traje era un vivalavirgen, que utilizaba el traje para colarse en las duchas de las chicas con erótico -suponemos- resultado.
Aqui, el Incorregible Ant-Man...
Pero claro, ya no. Ahora el Hombre Hormiga vuelve a ser el clásico, el de -casi- toda la vida, Scott Lang. Y el problema de cómo conseguir que el lector desprevenido no se pierda y confunda el uno con el otro se resuelve...
...y aquí, el Astonishing Ant-Man
...subrayando las diferencias entre ambos.
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