Meh.

Todos sabemos lo importante, qué digo importante, ¡crítico! que llega a ser un buen villano para una serie. Un enemigo jurado, un archienemigo, una buena némesis, pone a prueba y realza las cualidades del héroe. 

Por eso hay tantos, y por lo mismo es tan difícil que te salga uno bueno. 

Tienes un subidón creativo, y te sale el Doctor Muerte. Bien. La proverbial musa derrama sus dones sobre tí y ahí tienes a Darkseid. O al Joker. O al Duende Verde. O a Magneto. Tremendo. 

Pero luego están los días tontos. Esos en los que las ideas fluyen a la velocidad de la lava derramándose por una pendiente no demasiado pronunciada. O, ya puestos, a la velocidad del cemento fraguando. "Veamos, el villano será... mmmm... unnnnn mago... así que llevará, este... una túnica... tendrá, em, este... grandes poderes mágicos... le pondremos una perillita, para que quede claro que es malo, claro... y para añadir personalidad, un par de mechones claritos, que contrasten! "

Y contemplas tu obra.

Y sabes que no te ha salido un villano, sino un churro. 

Y eso es lo peor.

Que lo sabes. 

Pues un buen profesional lo reconoce, deja constancia...

He aquí a Lord Meh. 

El Barón Psé, el Doctor Regulero y el Hombre Tabienperonomata

no han podido venir porque habían quedado.

...y a otra cosa, mariposa.