Cuando alguien es excepcionalmente bueno en lo que hace, hay diversas formas de expresarlo.
Hubo un tiempo en que aquel que sobresalía en su campo, se convertía en "el Einstein" de ese campo; el Einstein de la quimica, el Einstein de las matremáticas, el Einstein del macramé...
Desgraciadamente, la LOGSE (y esperen ustedes a que la LOMCE tome impulso), despojó a la juventud de los referentes clásicos, de manera que en la actualidad, es habitual sustituír la egregia figura del científico por otra u otras figuras más presentes en la vida cotifdiana de la ciudadania.. Así que, al igual que el humilde hectómetro ha visto impotente cómo le era usurpada su natural función por el mucho más popular campo de fútbol, ahora ya no se dice "el Einstein del macramé", sino, por supuesto, "el Cristiano Ronaldo del macramé". Pero estoy divagando.
Lo que quería hacerles observar, apreciados lectores, es que otra fórmula popular para describir a aquellos que hacen su trabajo con aplastante soltura y extraordinaria suficiencia es aquello de "con una mano a la espalda".
Bueno, pues fíjense cómo será de hábil Shang- Chi...
...que trabaja con las dos manos a la espalda...
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