Es una noche oscura la de mi primer salida de prácticas escolares. No hay un alma en las calles gobernadas por las sombras y la niebla… Es una noche aburrida, me digo. Inconscientemente llevo mi mano hasta el pecho y palpo el bolsillo interior de mi saco, sintiendo entre mis dedos el perímetro del rectángulo de cartón.
No hay luz suficiente para ver la fotografía, ni falta que hace; llevo la imagen tatuada en mi memoria. Su cabello planchado, sus gafas moradas, sus maravillosos ojos que miran al frente como invitando, su sonrisa… Triste destino el mío; condenado a las sombras. Si no se hubiera marchado estaría esta noche entre sus brazos y no caminando callejones.
De pronto, un ruido… Una música infernal que llega desde la parte más oscura del callejón.
Lo primero que te enseñan en la escuela de aprendices (Robin’s sidekick school -TM-) es a caminar pegando la espalda a la pared… A decir verdad, nunca he entendido bien esa costumbre.
Las sombras reptan, moviéndose al compás de la música. Poco a poco puedo distinguirles…
El chikichiki mola mogollón
Lo bailan en la China y tambien en Alcorcón
Poseídos por el ritmo, pasan a mi lado sin percatarse de mi presencia… O tal vez sí; el hombre lobo alcanza a voltear hacía mi con la mirada de quien lleva demasiado adentro… Murmura, leyendo los labios alcanzo a entenderle por sobre la música…
- La próxima vez le toca al vampiro al frente…
Por primera vez en mucho tiempo sonrío; tal vez hay destinos peores que el mío.
[By Necio Hutopo, a.k.a. Mario Stalin Rodríguez, a.k.a. Pen Boy]
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