Como ya sabreis, queridos, llevo un tiempo viviendo en el 73. Tan sólo puedo recomendaros la experiencia. Es revitalizante leer historias que empiezan y, atención, acaban en el mismo tebeo. Aunque sólo fuere por eso, ya valdría la pena... pero hay mucho, mucho más.
Vivir en el pasado, con el conocimiento de lo que el futuro les deparará a nuestos héroes y villanos, dota de un muy especial sabor a las historias. Uno sabe, nota, siente cuando lee algunos números, que está siendo testigo de la Historia (Comiquera si se quiere, pero Historia al fin y al cabo). Que está asistiendo a momentos críticos cuya capital importancia quizá no fue correctamente percibida como tal por los contemporáneos, pero que el lector informado es capaz de señalar con su metafórico dedo y decir, "ahi", "ahí es donde se torció todo".
Un poner; la homérica animadversión de Peter Parker, Spider-Man, por su Némesis, Norman Osborn, el Duende Verde. Pues tiene su turning point, claro que sí. Pasa que en su momento quizás no nos fijamos...
...pero vaya si lo tiene.
Le va a hacer un turning point como la bandera de Japón. (PRIME!)
ResponderEliminar"!Llámame Skip!"
ResponderEliminarNo importa, después del Mephistazo, Normie ni se va a acordar...
ResponderEliminarMr. Osborn es un buen padre, y sólo está asegurándose de que a su hijo le será bien fácil intimar con su compañero de piso.
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