Sigh.
Qué sencilla era la vida allá en... en 1973, sin ir más lejos. Los crossovers y los eventos quedaban todavía lejos, en el futuro. Así que lo que lo petaba eran los team-ups. Dos héroes que cruzaban sus caminos, por primera vez en muchos casos, en imaginativas aventuras que, invariablemente, seguían un clásico patrón: los héroes se encontraban, sufrían un malentendido, se zurraban de lo lindo, desfacían el entuerto y unían fuerzas para darle al villano que tocase hasta en el carné de identidad. Team-up. Fácil. Fácil y fascinante.
Pero claro, tras años y años y años de cruces, crossovers, mega-crossovers, eventos y megaeventos en los que coinciden todos y cada uno de los héroes, pues el team-up clásico se torna imposible. Y es que los héroes se han cruzado tantas veces, y se conocen tanto y tan bien, que es difícil que un humilde team-up de andar por casa nos aporte gran cosa o consiga arrancarnos más que un ínfimo plácet.
Difícil...
"¡Encantado de teamupar contigoooo...!"
...no imposible.