Hijo de Odín y medio hermano de Loki, el Príncipe del engaño.
Mío es el poder de Mjolnir, el martillo sagrado. Míos son también por derecho el Rayo y el Trueno.
Mis pies han hollado todo rincón de la bella Asgard; mis ojos, como los del fiel Heimdall, han contemplado todo Midgard. Y otros mundos también.
He matado gigantes, he guerreado con Ymir, me he enfrentado a Surtur, he esquivado la peligrosa belleza de la Encantadora e incluso he eludido el mortal abrazo de Hela.
He bebido toneles de hidromiel con mis camaradas; he festejado la victoria con el poderoso Hércules y he amado a muchas, muchas mujeres.
He tomado, en fin, todo aquello que la vida me ha ofrecido y lo he apurado hasta el mismo poso.
Pero, de repente, me encusntro a mí mismo íntimamente incómodo. Inquieto. Insatisfecho.
No dejo de preguntarme...
¿qué diablos será un sidekick?
¿Y por qué, de repente, me apetece tanto?
[Un fuerte aplauso al Tigre Hobbes,
que hace dos dias que es papá
y aún tiene humor para hacerme llegar
esta especttacular imagen!]