[...] pero en este momento y lugar, con aquellos picos oscuros e ignotos irguiéndose formidables ante nosotros, con ese anómalo descubrimiento de un mundo anterior en nuestro cerebro, con el velo de un probable desastre envolviendo a la mayor parte de la expedición, nos pareció percibir en él un indicio de latente malignidad y de portento infinitamente maléfico.

[...] aquel lugar onírico que vio era anormal, no euclidiana y asquerosamente impregnada de sensaciones de otras esferas y dimensiones distintas de la nuestra...
Y ahora, amigo lector, haz tu tirada de cordura...