Llevaba poco tiempo en la Tierra, en mi flamante identidad secreta de John Jones, detective de policía... cuando mis informadores me pasaron un soplo espatarrante: un individuo había organizado una siniestra y secretísima academia del crimen, en la que se ilustraba a los malhechores en las artes del robo, la estafa, la extorsión, el cohecho, el cobro de derechos de autor y demás formas del mal vivir.
"Y si estudiáis duro..." Claaaaro. Así que, sin pensármelo dos veces, para allá que me fui, perfectamente camuflado como hampón con aspiraciones, dispuesto a matricularme y desmontar el chiringuito desde dentro. Allí me recibió el principal académico de la palanca: "¡me encantará tenerte como estudiante!", me dijo.
"No estarías tan encantado si supieras que, en realidad,
¡soy el Detective Marciano!" Uh, espera...
¿He dicho eso en voz alta?