Día uno. De septiembre, nada menos. Se acabaron las vacaciones. Suena el despertador. Hay que levantarse a currar. Y tienes en el cuerpo una incómoda sensación. No quieres levantarte. Puedes sentir en los huesos que hoy va a ser un día chungo.
Sí, lo que he dicho yo. En los huesos. Pero en fin. Con tu característico y probado dinamismo, te haces una duchita rápida (sin tocamientos)...
Pero, a pesar de la ducha, sigues sin ser tú mismo. Tienes la cabeza como ida. Del madrugón, claro. Estás confuso. ¿Qué hago despierto?, te preguntas. ¿Trabajar? ¿Y dónde coños trabajaba yo? Esas cosas, ya sabéis, despistes tontos...
Y es duro, muy duro. Pero sales de casa dispuesto a currar. Coges el buga y halaaaaa... caravana.
Y, mientras llegas al trabajo, haces propósitos, planeas y tomas determinaciones... que íntimamente sabes que jamás llevarás a cabo. Pero es bonito soñar...
Y te pones a currar. Desganado por completo. Y claro, las cosas no salen bien. Es que el primer día uno no está para nada. Para nada de nada.
Y, por Dios, qué sueño hace. Claro, es que ya no te acuerdas de lo que es madrugar. Y bostezas. Y te frotas los ojos. Y te quedas frito...
...por todas partes...
Y te despiertas. Con todavía más mala leche de la que tenías antes. Es que trabajar tendría que estar prohibido, coño. Pero claro, está la hipoteca... los plazos del coche... los niños... los comics... Y te sientes mal, te sientes... te sientes... atrapado, eso es.
Y te mosqueas, y te desesperas, y te subes por las paredes.
Anda, macho, que si El Blog de Jotace no llega a reiniciar su actividad...
...vaya día de mierda hubiese sido hoy, ¿a que sí?
Sí, lo que he dicho yo. En los huesos. Pero en fin. Con tu característico y probado dinamismo, te haces una duchita rápida (sin tocamientos)...
Pero, a pesar de la ducha, sigues sin ser tú mismo. Tienes la cabeza como ida. Del madrugón, claro. Estás confuso. ¿Qué hago despierto?, te preguntas. ¿Trabajar? ¿Y dónde coños trabajaba yo? Esas cosas, ya sabéis, despistes tontos...
Y es duro, muy duro. Pero sales de casa dispuesto a currar. Coges el buga y halaaaaa... caravana.
Y, mientras llegas al trabajo, haces propósitos, planeas y tomas determinaciones... que íntimamente sabes que jamás llevarás a cabo. Pero es bonito soñar...
Y te pones a currar. Desganado por completo. Y claro, las cosas no salen bien. Es que el primer día uno no está para nada. Para nada de nada.
Y, por Dios, qué sueño hace. Claro, es que ya no te acuerdas de lo que es madrugar. Y bostezas. Y te frotas los ojos. Y te quedas frito...
...por todas partes...
Y te despiertas. Con todavía más mala leche de la que tenías antes. Es que trabajar tendría que estar prohibido, coño. Pero claro, está la hipoteca... los plazos del coche... los niños... los comics... Y te sientes mal, te sientes... te sientes... atrapado, eso es.
Y te mosqueas, y te desesperas, y te subes por las paredes.
Anda, macho, que si El Blog de Jotace no llega a reiniciar su actividad...
...vaya día de mierda hubiese sido hoy, ¿a que sí?
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