miércoles, 14 de marzo de 2007

Mi objetivo sublime alcanzaré

Como sabréis los deceítas leídos -que son casi todos-, el policía Jim Corrigan, tras ser asesinado por unos matones por el popular procedimiento de dotarle de unos bonitos zapatos de cemento y tirarle al río, asumió el manto de El Espectro, convirtiéndose así en el Espíritu de la Venganza.

Y no me refiero a que alguien se vengase del pobre Jim obligándole a ponerse unas mallas blancas y a pasearse por ahí con un slip verde (aunque lo parece). Me refiero a que el pobre Espectro pasó en adelante su vida (por decir algo) castigando al malhechor de forma creativa; habitualmente, destrozándolo con extravagancia a partir de elementos asociados a su crimen o a su profesión. O sea, que si el malvado era un sastre, lo cortaba a cachitos con unas tijeras gigantes. Si era carnicero, lo cortaba a cachitos con un cuchillo de carnicero gigante. Si hacía calceta, lo destrozaba con unas agujas de hacer calceta gigantes... en fin, supongo que ya veis el patrón.

Por eso, cuando ví esta imagen, no pude dejar de pensar...


...vaya, el temible Violador de Wisconsin va a pasar un rato malo, malo...

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