miércoles, 3 de septiembre de 2008

El deporte es salud, indudablemente

Tenéis que saber, apreciados lectores, que, en tiempos, yo fui lo que se llama un deportista.

No de élite, por supuesto, pero a lo largo de un par de décadas, tuve el honor de batirme el cobre en las canchas de baloncesto por el equipo de mi barrio. Primero desde el poste bajo, más tarde desde el perímetro, mi prodigiosa capacidad de salto y un espectacular sprint (y cuando digo "un" quiero decir "uno sólo") asombraron a propios y extraños.

Pero de eso hace ya casi otra década. Otra década en la que, tras colgar las botas, no he vuelto a correr ni para coger el metro. Una década en la que he desarrollado una saludable alergia hacia cualquier tipo (bueno, casi cualquier tipo) de actividad física. Los beneficios no compensan los costes.

O eso creía yo, porque, visto lo visto...


Got milk?

...mañana mismo voy a comprarme una bici.

[Y, sí, el anuncio es de verdad. En el Superman 677 me lo encontré]

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