En estos crispados tiempos que corren, se hace más necesario que nunca que las figuras públicas adopten un estilo de negociación conducente a la distensión y a la búsqueda efectiva del pacto y el acuerdo.
El Blog de Jotace, siempre preocupado por la calidad del debate público, ha solicitado la colaboración del célebre profesor Palmer, de la Universidad de Ivy Town, para que nos presente su método de negociación anticrispador.
El Blog de Jotace, siempre preocupado por la calidad del debate público, ha solicitado la colaboración del célebre profesor Palmer, de la Universidad de Ivy Town, para que nos presente su método de negociación anticrispador.
Buenos días y bienvenidos a este curso rápido sobre negociación excelente. La naturaleza del debate público se ve socavada, habitualmente, por las inadecuadas maneras de al menos una de las partes.
En la imagen inferior, por ejemplo, se ve cómo mientras la parte A -yo mismo-, trata de emitir un mensaje de paz y concordia, la parte B -el energúmeno de los pantalones a cuadros horteras- trata de introducir lo que los expertos llamamos "ruido ambiental", cuya finalidad es la de obstaculizar la correcta transmisión del antedicho mensaje.
Atentos, porque este ruido es una trampa: lo que la parte B trata de conseguir es que cualquier intento de defensa por nuestra parte sea visto por el público como un ruido más, y no como una argumentación razonable.
En estas condiciones, el negociador habilidoso deberá afirmarse tanto como pueda en sus más básicas convicciones, como la parte A ha comenzado a hacer en la primera figura.
Desearía subrayar la importancia de este punto: afirmarse en las convicciones más básicas.
Y, tomando como base dichas convicciones, proyectar con toda la fuerza y la energía de la que seamos capaces nuestras convicciones democráticas contra la vana argumentación de la parte B:
Ejecutando este gambito, sin duda dejaremos a nuestro rival, que no enemigo, sin razonamientos que reponer. Por último, y como colofón al franco y sincero intercambio de impresiones, se hace necesario solicitar a la parte contraria la aquiescencia explícita al acuerdo alcanzado, que quedará así listo para su ulterior aplicación.
Contribuyendo al debate político mesurado, Ray Palmer, Ivy Town, Yuesei.
En la imagen inferior, por ejemplo, se ve cómo mientras la parte A -yo mismo-, trata de emitir un mensaje de paz y concordia, la parte B -el energúmeno de los pantalones a cuadros horteras- trata de introducir lo que los expertos llamamos "ruido ambiental", cuya finalidad es la de obstaculizar la correcta transmisión del antedicho mensaje.
Atentos, porque este ruido es una trampa: lo que la parte B trata de conseguir es que cualquier intento de defensa por nuestra parte sea visto por el público como un ruido más, y no como una argumentación razonable.
En estas condiciones, el negociador habilidoso deberá afirmarse tanto como pueda en sus más básicas convicciones, como la parte A ha comenzado a hacer en la primera figura.
Desearía subrayar la importancia de este punto: afirmarse en las convicciones más básicas.
Y, tomando como base dichas convicciones, proyectar con toda la fuerza y la energía de la que seamos capaces nuestras convicciones democráticas contra la vana argumentación de la parte B:
Ejecutando este gambito, sin duda dejaremos a nuestro rival, que no enemigo, sin razonamientos que reponer. Por último, y como colofón al franco y sincero intercambio de impresiones, se hace necesario solicitar a la parte contraria la aquiescencia explícita al acuerdo alcanzado, que quedará así listo para su ulterior aplicación.
Contribuyendo al debate político mesurado, Ray Palmer, Ivy Town, Yuesei.
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