Uno de los sonidos más desagradables del mundo es ese que hacen los guantes de goma al colocarse. A mí, al menos, es que pone los pelos de punta. Scruich, Scruich. Brrr. La tiza rayando en la pizarra está bien también (ñuiiiiiiiiic!), pero con los guantes de goma es que no puedo.
No me puedo ni imaginar lo que sentirá un ciego al oír ese sonido, y al mismo tiempo, tener la certeza de que, a su espalda, el que se los está poniendo es... Batman.
No me puedo ni imaginar lo que sentirá un ciego al oír ese sonido, y al mismo tiempo, tener la certeza de que, a su espalda, el que se los está poniendo es... Batman.
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