Ya está a la venta el Dolmen de este mes. Y habeis sido varios los que me habeis llamado la atención sobre la portada, un dibujo del gran Guillem March. La portada es ésta:
Esta portada se ha utilizado como prueba irrefutable de que las inclinaciones de Robin -no sabemos cual de ellos, para algo va enmascarado- podrían haber cambiado. A la izquierda, tenemos a Theresa Cassidy, Syrin. A la derecha, a Monet St. Croix. Y, en el centro, a Robin. Después de todo, míralo, está ahí con dos señoritas de lo más exhuberante, dando palique. O eso parece.
Pero examinemos la imagen con atención.
Theresa, de espaldas a nosotros, está llevando su mano derecha a su trasero, en lo que parece ser una indicación de dirección. "Por aquí", parece estar diciendo. Por su parte, Monet parece tener una mano sobre el pecho de Robin, mientras que su otra mano parece estar alejándose, en un intento de mostrar, mediante el espacio intermedio entrambas manos, el tamaño de algo cuya naturaleza y finalidad nos impide enunciar explícitamente nuestro natural pudor. "Así de grande, más o menos", es lo que está transmitiendo.
Y, bueno, el pobre Robin, está ahí, aguantando mecha con una mueca que tanto podría implicar un cierto embarazo como un pequeño aguijonazo de envidia, ante las francas (quizás demasiado francas) confidencias que está recibiendo.
Y yo me pregunto: ¿esto os pasa a vosotros? ¿Que dos jacas espectaculares os expliquen con todo lujo de detalles sus aventuras eróticas? No, ¿verdad? ¿A quien le cuentan estas cosas las chicas, aparte de a otras chicas? Exacto. A alguien que no represente una amenaza. A alguien sensible. A alguien como... Robin.
Si a todo lo anterior, le unimos los ropajes que todos ellos portan, llegamos a una conclusión impepinable: lo que tenemos ante nuestros ojos no es más que... una fiesta del pijama. Entre amigas.
De aquí a nada, están los tres comiendo chocolate...
Esta portada se ha utilizado como prueba irrefutable de que las inclinaciones de Robin -no sabemos cual de ellos, para algo va enmascarado- podrían haber cambiado. A la izquierda, tenemos a Theresa Cassidy, Syrin. A la derecha, a Monet St. Croix. Y, en el centro, a Robin. Después de todo, míralo, está ahí con dos señoritas de lo más exhuberante, dando palique. O eso parece.
Pero examinemos la imagen con atención.
Theresa, de espaldas a nosotros, está llevando su mano derecha a su trasero, en lo que parece ser una indicación de dirección. "Por aquí", parece estar diciendo. Por su parte, Monet parece tener una mano sobre el pecho de Robin, mientras que su otra mano parece estar alejándose, en un intento de mostrar, mediante el espacio intermedio entrambas manos, el tamaño de algo cuya naturaleza y finalidad nos impide enunciar explícitamente nuestro natural pudor. "Así de grande, más o menos", es lo que está transmitiendo.
Y, bueno, el pobre Robin, está ahí, aguantando mecha con una mueca que tanto podría implicar un cierto embarazo como un pequeño aguijonazo de envidia, ante las francas (quizás demasiado francas) confidencias que está recibiendo.
Y yo me pregunto: ¿esto os pasa a vosotros? ¿Que dos jacas espectaculares os expliquen con todo lujo de detalles sus aventuras eróticas? No, ¿verdad? ¿A quien le cuentan estas cosas las chicas, aparte de a otras chicas? Exacto. A alguien que no represente una amenaza. A alguien sensible. A alguien como... Robin.
Si a todo lo anterior, le unimos los ropajes que todos ellos portan, llegamos a una conclusión impepinable: lo que tenemos ante nuestros ojos no es más que... una fiesta del pijama. Entre amigas.
De aquí a nada, están los tres comiendo chocolate...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Humor comiquero sofisticado e inteligente. Hacemos de la elegancia nuestra bandera. No encontrará usted nada mejor a este lado del rio ese de CHOCHOA.