Ah, los Blackhawks. Un puñado de soldados, excombatientes de la segunda guerra mundial, de procedencias diversas (un alemán, un francés... como en el chiste, vamos) pero unidos como un solo hombre bajo el mando de, por supuesto, un americano. Siete hombres, siete soldados que viven en su isla secreta y velan por nuestro bien, y por la desgracia de los pérfidos comunistas. Pero este post no va de los Blackhawks propiamente dichos, sino de su mascota, un halcón llamado Blackie (negrito), veterano de guerra también. No, por favor, no empeceis a pensar en que si bromitas raciales o estereotipos. No, ese papel lo cumplía el gracioso oriental llamado Chop-chop:
A lo que íbamos. Blackie es un halconcito muy entregado y voluntarioso, y un enemigo al que los malvados comunistas no deberían olvidar en ningún caso. No sé qué destacar de entre todas sus increíbles habilidades; quizás su velocidad... su ferocidad.... su vista de pájaro... no, esperad, ya está, ya lo tengo. De todas las pasmosas habilidades de Blackie, me quedo...
...con su pasmosa habilidad para robar pistolas y abrirse paso a tiros.
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