Countdown to infinite crisis.
Judd Winnick, Phil Jimenez, Geoff Johns, Rags Morales... talento a raudales. 80 páginas por sólo un dólar. La primera edición agotada ANTES de salir a la venta.
Lo que se puede leer por foros, webs y blogs del mundo mundial es "otra vez lo mismo", "el viejo truco de matar a un personaje semi secundario", "el Universo DC post-Identity Crisis apesta", "cambiarlo todo para que nada cambie"...
No sé todavía si es una buena o una mala historia. Probablemente, no será peor que mucho de lo que rula por ahí. Pero está claro que Countdown tiene tanto de marketing que se hace difícil abstraerse de ello a la hora de juzgarlo. Es más, la historia pasa directamente a un segundo plano, cuando no es rechazada directamente. Por comercial.
Vamos a ver. Si no os gusta, ¿por qué lo comprais?
Brad Curran, en el fantabuloso blog llamado Comics should be good, titula su post de hoy "It Doesn't Matter If Comics Are Good Or Not If You Will Continue To Buy Ones You Hate.". No importa si los tebeos son buenos o malos si continuas comprando los que odias.
¿Cómo puede ser que Bendis, Loeb, IC o Countdown sean tachados de ser lo peor de lo peor... y sin embargo se vendan como rosquillas? La respuesta es fácil. Porque somos unos putos frikis. Hay que decir en favor de la industria del comic que es de lo más sensible a la demanda popular. Los frikis no queremos Fallen Angels, o HEROs, o Gotham Centrals. Queremos sangre. Queremos mutantes. Queremos héroes muertos. Queremos Disassembleds y Countdowns.
Y si queréis otra cosa, lo mejor que podeis hacer es no comprar aquello que no quereis ver en el kiosco o en vuestra librería especializada. En serio.
Yo lo hice con Norma y funcionó.
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