jueves, 7 de abril de 2005

Eustaquio

Eustaquio es el marido de una amiga de mi mujer. Nos conocemos de eso. Es una de esos conocidos con los que no te queda más remedio que compartir ratitos de tanto en tanto, mientras nuestras mujeres se dedican a sus cosas (poner a parir a las que no han venido, por ejemplo).

El caso es que algo ocurría con Eustaquio. No parecía mal tipo, era simpático y tal, pero algo me decía a mí que aquel tipo no era de fiar. Lo sentía en los huesos. Pero Eustaquio (a estas alturas ya habréis adivinado que el nombre está cambiado para... por razones que pronto veréis) no me había dado ningún motivo para ello. Era algo instintivo 100%.

Hace algún tiempo, nos encontramos los cuatro por la calle. Yo acababa de pasar por una librería, y llevaba unos comics bajo el brazo. Eustaquiuo se dió cuenta, y me preguntó: "Ah, tú lees comics" "Claro" "Vaya, yo también leía muchos antes." Y, sin dejar de sonreír de oreja a oreja, lo soltó: "Precisamente el otro día tiré una caja así de grande llena hasta los topes". "¿C-Como? ¿Y qué había?" "Bah, no sé, un montón de spidermans, patrullas X... la cole de 1984 la tenía casi entera..."

Eso era. Mi friki-instinto había descubierto mucho antes que yo el problema con Eustaquio, a saber: que es gilipollas.

He cambiado el nombre en esta historia porque la Venganza es mía. No sé cómo lo haré, Eustaquio. Pero que sepas que ésta me la pagas. Capullo.

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