lunes, 19 de diciembre de 2005

Ha costado lo suyo, pero ha valido la pena

En esta industria nuestra, la vida es dura. Muy dura. Para todos. Incluso para los genios. Sobre todo para los genios.

Neal Adams es un genio. Uno de los grandes. Un artista con todas las letras. Y es triste que su arte se vea frecuentemente menoscabado por esa necesidad que tienen los artistas de comer cada día. Esa costumbre, ese vicio, nos atreveríamos a decir, es la clave para que el genio creador se marchite y se degrade, dedicado a la producción de trabajos muy acertadamente llamados alimenticios. Ejemplo de trabajo alimenticio:


El bueno de Neal, alimentándose.

Pero, en ocasiones.... en ocasiones, amigos... un artista es capaz de liberarse de las ataduras de las convenciones del ramo, y, de un sólo golpe, desencadenar su rabia creativa y mostrarnos hasta dónde es capaz de llegar con su arte.

Señoras y señores, con todos ustedes, Neal Adams:

Platypus of Doom: el Ornitorrinco de la muet-te.

Neal, eres el puto amo. Que lo sepas.

PD: Dedicado con cariño a los múltiples amantes de los ornitorrincos que pueblan los comments del blog

PPD: Cuando digo "amantes de los ornitorrincos" lo digo en el mismo sentido que, por ejemplo, "amantes de los animales"

PPD: Y "amantes de los animales" lo digo en un sentido absolutamente no-sexual. Que luego vienen las insinuaciones, que si a fulanito se le ha visto con un pastor alemán y tal y tal...

PPPD: Pastor alemán, el perro, digo. No un ovejero de Stuttgart, por ejemplo.

PPPPD: Y que conste que los ovejeros de Stuttgart me merecen el máximo respeto como profesionales. Es más, me consta que muchos de ellos son grandes amantes de los ornitorrincos.

PPPPPD: Véase PPD.


Update a las 20:30: acabo de poner la tele y lo primero que he visto ha sido a Carlos Sobera en elel concurso ese que hace, preguntándole a un tipo por el único mamífero que pone huevos, o sea, el ornitorrinco.

La vida es extraña a veces...

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