¡Hola amigos y amigas! Hoy vamos a realizar un plato sencillo sencillo pero rico rico. Y además muy fácil fácil de preparar: se llama Omelett Gegantine Deconstruie à la Ray-X avec de la Vision Calorifique. Un plato con el que seguro seguro sorprenderéis a vuestras amistades amistades. Vamos allá:
En primer lugar, necesitaremos un huevo gigante. ¿Cómo? ¿Que no disponéis de un huevo gigante a mano? ¡No importa! Porque lo bueno de los huevos gigantes es que tienen tendencia a materializarse de la nada. Así que el primer paso será escudriñar atentamente el cielo, hasta que aparzca nuestro huevo...
¡Ahí está! Bien, el siguiente paso será cascarlo, claro: por tanto, ahora vas y lo cascas... dada la dureza de la cascarilla, se desaconseja golpearlo contra un platito: lo mejor será utilizar algún instrumento, lo más contundente posible...
Una vez cascado, le aplicaremos un buen baño de rayos X, en busca de posibles microbios, bacterias o microorganismos... Ya sé lo que estáis pensando, pero no, bañarlas con radiación NO mutará esos microorganismos en peligrosísimos agentes infecciosos mutantes... estoy casi casi seguro...
Vale, atención, porque ahora viene la parte complicada: para darle la forma adecuada a nuestra omelette, soplaremos y soplaremos, cual lobo persiguiendo a los tres cerditos (Truquiguai: ¡cuidado con los superpollos!) mientras aplicamos a nuestro huevo huevo una buena ración de visión calorífica hasta dejar la omelette al gusto gusto...
Et voilà! Bon appetit!
En primer lugar, necesitaremos un huevo gigante. ¿Cómo? ¿Que no disponéis de un huevo gigante a mano? ¡No importa! Porque lo bueno de los huevos gigantes es que tienen tendencia a materializarse de la nada. Así que el primer paso será escudriñar atentamente el cielo, hasta que aparzca nuestro huevo...
¡Ahí está! Bien, el siguiente paso será cascarlo, claro: por tanto, ahora vas y lo cascas... dada la dureza de la cascarilla, se desaconseja golpearlo contra un platito: lo mejor será utilizar algún instrumento, lo más contundente posible...
Una vez cascado, le aplicaremos un buen baño de rayos X, en busca de posibles microbios, bacterias o microorganismos... Ya sé lo que estáis pensando, pero no, bañarlas con radiación NO mutará esos microorganismos en peligrosísimos agentes infecciosos mutantes... estoy casi casi seguro...
Vale, atención, porque ahora viene la parte complicada: para darle la forma adecuada a nuestra omelette, soplaremos y soplaremos, cual lobo persiguiendo a los tres cerditos (Truquiguai: ¡cuidado con los superpollos!) mientras aplicamos a nuestro huevo huevo una buena ración de visión calorífica hasta dejar la omelette al gusto gusto...
Et voilà! Bon appetit!
Sólo una cosa: recordad que abusar de los huevos produce colesterol... de manera que vigilad a los chicos y evitad que se zampen más de dos kilos de omelette cada uno, ¿de acuerdo?
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