jueves, 4 de diciembre de 2008

La verdadera historia del escudo de Atlantis

Aquaman y su joven sidequick, Aquaboy, digo, Aqualad, han sido reducidos de tamaño y abandonados a su suerte en tierra firme. La situación es desesperada, puesto que si no encuentran agua antes de una hora, se deshidratarán y morirán como peces abandonados al sol.

Pero Aquaman no se rinde; la vista de un Jeep abandonado le hace concebir esperanzas... ¿habrá agua en su radiador?


Tras ímprobos esfuerzos, nuestros héroes consiguen finalmente abrir la tapa del radiador... ¡sólo para descubrir que no contiene nada de líquido! ¡Están perdidos! ¡Perdidos!


¿Hemos dicho ya que Aquaman no se rinde? En la lejanía, un atisbo de esperanza en forma de pelícano, ¡insufla nuevas fuerzas a Aquaman! ¡Con ayuda de su camiseta, le hace señales al bicho, tratando de atraer su atención!


¡Lo han conseguido! ¡El pelícano toma rumbo hacia nuestros amigos! ¡Se acerca, se acerca, ya está aquí! ¡Ya está...!


Y es por eso, amiguitos, que el escudo de Atlantis es un pelícano rampante vomitando en campo de gules.

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